viernes, 24 de octubre de 2014

Esmog



La palabra smog es de origen inglés; deriva de la fusión de dos vocablos: smoke, que significa  humo, y  fog, niebla. Al castellanizarse la palabra se escribe esmog. En el contexto de la contaminación del aire se han definido dos clases de smog: industrial y fotoquímico.

El esmog industrial es común en muchas ciudades en las que hay plantas industriales y eléctricas. Se caracteriza por la presencia de humo, niebla, bióxido de azufre y materiales en forma de partículas, como ceniza y hollín.

La mayor parte del esmog industrial se debe a la combustión de hulla, sobre todo la que tiene alto contenido de azufre. En países como Estados Unidos, donde cada vez las medidas de regulación sobre la contaminación son más estrictas, el esmog industrial es menos común; no así en otros países donde este tipo de esmog sigue siendo un problema importante por resolver.

El esmog fotoquímico se llama así porque la luz solar es importante para iniciar las reacciones de formación de los contaminantes secundarios causantes de este tipo de esmog. A veces se le llama esmog urbano porque, generalmente, se presenta en zonas urbanas y sus inmediaciones; aumentan cuando el tiempo es seco y soleado, durante la mañana y parte de la tarde, y disminuye por la noche, cuando la actividad vehicular también lo hace.

Las principales sustancias químicas que lo originan son los hidrocarburos sin quemar, el bióxido de nitrógeno producido por los automóviles y los peróxidos orgánicos. La química del esmog fotoquímico es muy compleja; cuando se logró obtener a nivel de laboratorio fue posible explicar algunas de las reacciones fotoquímicas fundamentales que dan origen a su formación. 


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