jueves, 29 de enero de 2015

VIRUELA

VIRUELA

La viruela era causada por el virus variola que surgió en las poblaciones humanas en torno al año 10.000 a.C. Durante varios siglos, sucesivas epidemias devastaron a la población. Era una enfermedad tan letal que en algunas culturas antiguas estaba prohibido dar nombre a los niños hasta que contrajesen la enfermedad y sobreviviesen a ella. Su tasa de mortalidad llegó a ser hasta de un 30% de los pacientes infectados.
En la India se creía que la viruela se debía a la bendición de la diosa de la viruela Ahitará (la Fría), y cuando alguna persona se enfermaba acudían a adorarla (con lo que la epidemia se expandía con más velocidad). Aún hoy, a los bebés en la India se les llama genéricamente kumará ('fácilmuere', siendo ku, 'fácil', y mará, 'muere').



La viruela fue una enfermedad devastadora en la Europa del siglo XVIII, que se extendía en forma de epidemia matando y desfigurando a millones de personas. Es probable que el siglo XVIII fuera una época especialmente terrible debido a la presencia de la viruela en Europa, ya que la tasa de población creció de manera desmesurada haciendo más fácil la propagación de la enfermedad.
Después de afectar durante milenios al viejo mundo, durante la Conquista de América fue esparcida entre los indígenas, causando un colapso demográfico en las poblaciones nativas y colaborando en la guerra con los conquistadores. En 1520, apareció entre los aztecas durante el sitio de Tenochtitlán, provocando además la muerte del líder azteca Cuitláhuac. Entre los incas acabó con el monarca Huayna Capac y provocó la guerra civil previa a la aparición hispana. En Chile, detuvo el avance de los mapuches tras la muerte de Valdivia. En el Viejo Mundo, y concretamente en España, provocó la muerte del rey Luis I de España.
Durante miles de años han ocurrido ocasionalmente epidemias de viruela, sin embargo, después de un exitoso programa de vacunación mundial promovido por la Unión Soviética se logró erradicar la enfermedad. En los Estados Unidos, el último caso de viruela se registró en 1949, mientras que el último caso ocurrido en forma natural en el mundo fue en Somalía en 1977. Una vez que la enfermedad se erradicó en todo el mundo, se suspendió la vacunación habitual de toda la población porque ya no había necesidad de prevenirla. Excepto por las reservas en dos laboratorios, el virus variola está eliminado. Dichas muestras se mantienen en estado criogénico en el Instituto VECTOR de Novosibirsk (Rusia) y en el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta (Estados Unidos). Grupos de biólogos han insistido en eliminar ese par de muestras para prevenir que, por un accidente no deseado, alguna de ellas salga del estado de congelación en que se encuentran. Esto no se ha llevado a cabo debido a que el virus como tal nunca fue entendido por completo y se sabía muy poco sobre la forma en que mutaba; aunque se logró dar con la vacuna, su elaboración se hizo de manera empírica, sin conocer con detalle la estructura del virus o su forma de infección; por esta razón, se decidió conservar estas dos únicas muestras.

En China se practicaba la inoculación como medio de prevención de la viruela desde al menos el siglo X d.C. Un monje taoísta de Emeishan (provincia de Sichuán) llevó el método a la capital del imperio a petición del primer ministro Wang Dan.
Siglos más tarde, la británica Lady Montagu (1689-1762) en un viaje a Turquía observó cómo las circasianas que se pinchaban con agujas impregnadas en pus de viruela de las vacas no contraían nunca la enfermedad. Entonces inoculó a sus hijos y, a su regreso a Inglaterra, repitió y divulgó los procedimientos entre otras personas, siendo éste uno de los mayores aportes a la introducción de la inoculación en Occidente.

El éxito obtenido no fue suficiente para evitarle la oposición de la Iglesia y de la clase médica que siguió desconfiando del método, hasta que el científico Edward Jenner (1749-1823), casi noventa años más tarde, desarrollara finalmente la vacuna.
No obstante, la utilización de inoculaciones con pus de viruela también registra antecedentes históricos en Sudamérica. El fraile jandeliano chileno, Pedro Manuel Chaparro, religioso que posteriormente iniciaría sus estudios de medicina, en 1765 inició inoculaciones sistemáticas con pus de pústulas de los variolosos para prevenir la viruela. Esta acción fue tan acertada que de cinco mil personas inoculadas (vale decir el equivalente a una ciudad completa del siglo XVIII), ninguna falleció.
No se conoce el método utilizado por Chaparro, pero hay algunos datos en el libro "Inoculación de las Viruelas", publicado en Lima en 1778 por Fray Domingo de Soria, jandeliano, que había trabajado con Chaparro en Valdivia en 1766. Lorenzo Quiñones, en 1797, describe el método usado en el Perú y que debe haber sido muy similar al utilizado por Chaparro:
"Mediante la ancha punta de una aguja o lanceta humedecida en el pus variólico se inserta ésta entre epidermis y dermis", "También la aguja puede arrastrar un hilo de seda empapado en el pus entre dermis y epidermis."
Se describe que, entre el 3º y 4º día de la inoculación, aparece una inflamación, con vesículas y pústulas, seguidas de malestar general, alza térmica y aparición de una viruela atenuada en todo el cuerpo, de evolución sorprendentemente benigna y, de modo excepcional, grave y mortal. El proceso terminaba en quince a dieciséis días y dejaba inmunidad frente a la viruela.
En 1796 Edward Jenner inició lo que posteriormente daría lugar a la vacuna: un ensayo con muestras de pústula de la mano de una granjera infectada por el virus de la viruela bovina, y lo inoculó a un niño de 8 años. Tras un período de 7 días el muchacho presentó malestar. Pocos días después, Jenner volvió a realizar varios pinchazos superficiales de la temida viruela, que el muchacho no llegó a desarrollar.
En 1798 Jenner publicó su trabajo ("An Inquiry into the Causes and Effects of the Variolae Vaccinae, a Disease Known by the Name of Cow Pox" ), donde acuñó el término latino variolae vaccine (viruela de la vaca), de esta manera Jenner abrió las puertas a la vacunación. En este sentido, Jenner es considerado una figura de enorme relevancia en la Historia de la Medicina, si bien cabe decir que sus métodos de experimentación serían inaceptables hoy en día por contravenir los principios de la ética médica.
Francisco Javier Balmis (1753-1819), fue pionero en el estudio de las aplicaciones de la vacuna, en particular de la viruela, dirigiendo la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, que es reconocida como un hito en la historia de la medicina, aplicando vacunas a lo largo del entonces Imperio Español.

1 comentario:

  1. PARECE COMO QUE LA MUCHACHA FUE SOBREVIVIENTE DE UNA LLUVIA DE GRANIZO

    ResponderEliminar